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Lic. Rogelio Castellanos

Psicólogo y Sexólogo

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Fantasias Sexuales

Las fantasías sexuales más comunes en las mujeres: qué dice la ciencia y cómo hablar de ellas

25/10/2025 by admin Deja un comentario

Las fantasías sexuales son una parte normal, frecuente y saludable de la vida erótica. Aun así, siguen rodeadas de mitos: que “dicen algo malo de nosotras”, que “anticipan conductas peligrosas” o que “sólo los hombres fantasean”. La evidencia científica no respalda esas ideas. En este artículo —escrito en tono conversacional y con base en investigación— explicamos qué son las fantasías sexuales, cuáles son las más comunes en las mujeres, por qué aparecen y cómo integrarlas de forma segura en la vida íntima. Nuestro objetivo es aportar claridad y, si lo deseamos, darnos permiso para conversar mejor sobre deseos y límites.

¿Qué es exactamente una fantasía sexual?

Fantasía sexual se entiende como cualquier imagen mental, guion o pensamiento que resulta eróticamente excitante para la persona. No es un contrato, no es un plan; es, ante todo, imaginación. Las revisiones clásicas y contemporáneas coinciden en que las fantasías son ubicuas y, en la mayoría de los casos, se asocian a mayor satisfacción sexual, no a disfunciones. (PubMed)

Dos hallazgos clave de la literatura científica:

  • La mayoría de las fantasías no son raras desde un punto de vista estadístico. Estudios poblacionales han mostrado que muchos temas considerados “tabú” son, en realidad, comunes. (PubMed)
  • Interés no es intención. Fantasear no implica querer vivirlo literalmente; muchas personas prefieren mantener ciertas ideas en el terreno seguro de la mente. Esta distinción es básica para evitar culpas o malentendidos. (PubMed)

Las temáticas más frecuentes en las fantasías de las mujeres

Los grandes mapeos cualitativos y encuestas con miles de personas han identificado patrones recurrentes. A continuación, reunimos los más reportados en mujeres, con matices y ejemplos típicos. (Recordatorio: hablamos de temas, no de guiones fijos; cada mente los personaliza.) (SMSNA)

Conexión emocional intensa y “ser deseada”

Una de las tramas más citadas en mujeres es la de intimidad y ternura: romance explícito, atención plena, sensibilidad, miradas sostenidas, aftercare (cuidado posterior) y la sensación de ser intensamente deseada. Estas fantasías no se oponen al erotismo; lo potencian, pues enlazan excitación con seguridad emocional, algo que muchos modelos de respuesta sexual femenina subrayan. (PubMed)

Tríos y experiencias con múltiples personas

La curiosidad por tríos (MMF, FFM, etc.) o encuentros grupales aparece de forma consistente. No necesariamente se busca “varias parejas”; con frecuencia lo que excita es la novedad, la atención repartida o la coreografía de roles. En las grandes encuestas, los encuentros con más de una persona figuran entre los temas más habituales. (SMSNA)

Poder, sumisión y BDSM “light”… con consentimiento

Un área muy reportada involucra dinámicas de poder (ser guiada, dominada o dominar) y prácticas BDSM de baja o moderada intensidad (vendar los ojos, ataduras sencillas, palmadas). Ojo: lo central es el consentimiento y la sensación de control encuadrada en juegos de rol. Poblaciones no clínicas muestran altas tasas de interés por elementos “parafílicos” (técnicamente “no normativos”), lo cual ha llevado a cuestionar que todo ello sea “inusual”. (PubMed)

Fantasías de “rendición” o consensual non-consent (CNC)

Dentro de esa familia aparecen fantasías donde la persona imagina “ceder” el control en una narrativa de entrega. La investigación ha encontrado que muchas mujeres han fantaseado con “ser forzadas” en un contexto mental seguro (no con violencia real). En una síntesis divulgativa de datos de un proyecto de 4.175 participantes se reporta que 61% de las mujeres habían fantaseado con ello alguna vez (24% con frecuencia). Esto no valida conductas sin consentimiento; al contrario, muestra la potencia simbólica de ceder el control en la mente y lo importante que es mantener límites y acuerdos claros en la vida real. (Sexual Health Alliance)

Voyeurismo, exhibicionismo y “lugares públicos”

Otro eje común: ser observada (exhibicionismo) o observar (voyeurismo), así como escenas en espacios semipúblicos (el riesgo de ser “descubiertos”). En muestras amplias, estos intereses figuran con prevalencias apreciables, de nuevo cuestionando que se trate de “rareza clínica”. (PubMed)

Fantasías con otras mujeres y flexibilidad erótica

Un hallazgo llamativo y replicado en divulgaciones de datos es que muchas mujeres heterosexuales han fantaseado con encuentros con otra mujer. En un proyecto ampliamente citado, 59% de las mujeres heterosexuales reportó este tipo de fantasía. Importa subrayar que esto no redefine automáticamente la orientación sexual; puede reflejar curiosidad erótica, búsqueda de placer compartido o la percepción de que otra mujer “sabrá tocar”. (ResearchGate)

Novedad, escenarios y “personas desconocidas”

Por último, son comunes los guiones de novedad: lugares exóticos, identidades alternativas, máscaras o, sencillamente, estar con alguien desconocido (o una antigua “crush”) sin necesidad de que ello se traduzca en la vida real. Estos relatos funcionan como laboratorio mental para explorar versiones de nosotras mismas, con seguridad. (PubMed)

¿Por qué fantaseamos? Funciones psicológicas y beneficios

Desde la psicología experimental y la sexología clínica, se proponen varias funciones adaptativas de las fantasías:

  • Regulación de la excitación. La imaginación ayuda a “arrancar el motor” cuando el contexto externo no lo hace por sí solo.
  • Ensayo mental. Fantasear permite probar guiones, afinar preferencias y detectar límites sin riesgo físico ni social.
  • Rescate del deseo en relaciones largas. Introducir novedad simbólica (no necesariamente conductual) puede sostener el interés en parejas de larga duración.
  • Autoconocimiento y comunicación. Poner palabras a lo imaginado facilita pedir lo que deseamos —o aclarar lo que no queremos. (PubMed)

La conclusión de revisiones recientes es clara: pocas fantasías son estadísticamente raras; lo importante no es el tema, sino cómo lo gestionamos, con qué acuerdos y cuánto malestar (si lo hay) nos genera. (PubMed)

¿Cuándo conviene hablar de nuestras fantasías… y cómo?

No todas las fantasías necesitan compartirse. Hay quien prefiere mantener ciertas escenas sólo en su mente y está bien. Pero si deseamos comentarlas con la pareja, proponemos este enfoque:

Paso 1 — Preparar el terreno emocional

  • Elegir el momento: calma, privacidad, sin prisas.
  • Hablar en primera persona: “Me excita imaginar…” evita acusaciones.
  • Normalizar: “Las fantasías son parte de mi imaginación; no significan que quiera hacer todo lo que imagino.” (PubMed)

 Paso 2 — Poner límites claros (los propios y los de la otra persona)

  • Diferenciar “fantaseo” de “quiero probar”.
  • Usar semáforos o “palabras de seguridad” si se exploran juegos de poder.
  • Acordar el aftercare: caricias, hidratación, charla posterior. La seguridad y el cuidado sostienen el erotismo.

Paso 3 — Empezar pequeño

  • Traducir la fantasía a micro-comportamientos (p. ej., vendar los ojos antes de pasar a ataduras).
  • Practicar con versiones “PG-13” (p. ej., role-play verbal) y evaluar cómo nos sentimos.
  • Mantener vías de escape: “Si digo X, paramos; si digo Y, hacemos pausa.”

 Paso 4 — Cuidar el consentimiento en serio

Recordemos los marcos de la comunidad BDSM: SSC (seguro, sensato y consensuado) o RACK (riesgo asumido, consentimiento informado). Si un tema toca traumas o dispara malestar, prioricemos seguridad emocional y, si hace falta, acompañamiento terapéutico especializado.

Mitos frecuentes… y lo que dice la evidencia

“Si fantaseo con X, entonces soy X.”

Falso. La fantasía es identidad posible, no identidad obligatoria. La investigación sobre “flexibilidad erótica” muestra que desear en la mente no redefine automáticamente la orientación ni exige coherencia conductual. (ResearchGate)

“Las fantasías violentas implican querer violencia real.”

Falso y peligroso. En los datos, las fantasías de rendición suelen ir de la mano de control y seguridad en la vida real. CNC se explora —cuando se hace— con reglas estrictas, no con ambigüedades. (Sexual Health Alliance)

“Lo ‘no normativo’ es raro y preocupante.”

No necesariamente. Estudios poblacionales muestran altas prevalencias de intereses “no normativos”, lo cual cuestiona el uso indiscriminado de etiquetas clínicas. El criterio clave es si causa malestar, si implica daño o si vulnera el consentimiento. (PubMed)

Un marco práctico para explorar fantasías en pareja

Acordemos el mapa del encuentro

  • Propósito: ¿Qué queremos lograr? ¿Más conexión? ¿Novedad?
  • Elementos negociables: palabras guía, ritmos, límites duros (no-go) y blandos.
  • Canales de check-in: señas o frases para bajar la intensidad sin romper el clima.

Cuidemos el cuerpo y la mente

  • Preparación: hidratación, preservativos, lubricantes; si se usan elementos de restricción, seguridad primero (tijeras de emergencia, puntos de anclaje seguros).
  • Aftercare emocional: “¿Qué te gustó? ¿Qué no? ¿Qué cambiarías?”
  • Registro íntimo: algunas parejas anotan highlights y límites tras la experiencia; sirve para ajustar guiones.

Ética y consentimiento: no negociables

  • Consentimiento activo, entusiasta y reversible.
  • Respeto por “no es no”… y por “no sé, aún no”.
  • Privacidad y confidencialidad. La fantasía compartida es de ambos; su relato a terceros exige consentimiento.

¿Cuándo buscar apoyo profesional?

  • Malestar persistente (culpa, vergüenza, ansiedad) frente a una fantasía.
  • Conflicto de pareja donde hablar del tema activa espirales defensivas.
  • Historia de trauma conectada a ciertos guiones.
    En estos casos, la sexología clínica y la terapia de pareja ofrecen un espacio seguro, basado en evidencia, para desculpabilizar y negociar límites con herramientas.

Ideas clave para llevarnos

  • Fantasear es humano y, a menudo, saludable.
  • En mujeres, son comunes los guiones de conexión emocional, múltiples personas, BDSM consentido, voyeurismo/exhibicionismo y flexibilidad erótica (incluidos encuentros con mujeres), entre otros. (SMSNA)
  • Interés ≠ intención: podemos disfrutar una idea sin querer actuarla. (PubMed)
  • La clave es consentimiento informado, límites claros y cuidado mutuo.

Referencias y lecturas recomendadas

  • Leitenberg, H. & Henning, K. (1995). Sexual fantasy. Revisión clásica que define el concepto y su frecuencia en población general. (PubMed)
  • Lehmiller, J. J. (2023). Sexual fantasy research: A contemporary review. Revisión actual que subraya que pocas fantasías son raras y resitúa su papel en la satisfacción sexual. (PubMed)
  • Joyal, C. C., Cossette, A., & Lapierre, V. (2015). What Exactly Is an Unusual Sexual Fantasy? Estudio poblacional que clasifica fantasías como comunes vs. raras y compara por género. (PubMed)
  • Joyal, C. C. & Carpentier, J. (2017). The Prevalence of Paraphilic Interests and Behaviors in the General Population. Encuesta poblacional sobre intereses “no normativos”. (PubMed)
  • Sexual Medicine Society of North America (SMSNA). Resumen de los siete temas más comunes en fantasías, a partir de investigación con 4.175 personas. (SMSNA)
  • Datos divulgativos sobre fantasías de rendición/CNC (con porcentajes por género) basados en el proyecto de 4.175 participantes. (Sexual Health Alliance)
  • Lehmiller, J. J. (2018). Tell Me What You Want. Libro de divulgación con análisis temático y hallazgos como el 59% de mujeres heterosexuales que reportan fantasías con otras mujeres. (ResearchGate)

Para cerrar (y abrir conversación)

Nos interesa saber de ti —siempre con el nivel de privacidad que prefieras—: ¿qué estrategias te han funcionado para hablar de fantasías con tu pareja y qué dudas te gustaría que abordáramos en un próximo artículo?

Publicado en: Fantasias Sexuales, Sexualidad

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